domingo, 21 de junio de 2009

El conflicto de tratar de controlar a las demás personas

Facilitado por Isabel Andrickson

¿De dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro de ustedes mismos? Desean algo y no lo consiguen. Matan y sienten envidia, y no pueden obtener lo que quieren. Riñen y se hacen la guerra. No tienen, porque no piden. Y cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones, para satisfacer sus propias pasiones. Santiago 4:1-3 (NVI) Pocas cosas ocasionan más conflicto que tratar de controlar a las demás personas. Algunos intentos de controlar a las demás personas no son más que claros deseos de servirse a uno mismo, como sucede cuando tratamos de aumentar nuestros propios beneficios o ejercer influencia a expensas de otras personas (Gén. 29:15-30). Pero el tipo más común de control se relaciona con tratar de persuadir, manipular, o forzar a la gente a hacer cosas que simplemente hace nuestras vidas más cómodas y convenientes. Tomado de El Pacificador: Una Guía Bíblica para resolver Conflictos Personales por Ken Sande, Edición Actualizada (Grand Rapids, Baker Books, 2003) p. 122.

Alimento para meditar: Nuestros intentos de controlar a otros son totalmente deshonrosos. Pocas personas se muestran servidoras de sí mismas de manera evidente; el resto de nosotros somos muy diestros en tratar sutilmente de salirnos con la nuestra y hacernos la vida más fácil. Soltar las riendas de control sobre las personas, puede ser una de las cosas más duras en el mundo. Si liberamos a los demás, nos quedamos con una sola opción respecto a la persona en quien tenemos que trabajar: nosotros mismos. Esto no tiene nada que ver con fortalecer nuestro ego, ni enfocarnos en nosotros mismos. No, sino que tiene que ver con revisar nuestros corazones, mentes, almas y fuerzas para ver si hay elementos de persuasión egoísta, manipulación egocéntrica y actitudes de que “todo se trata de mí” que estemos usando en nuestras relaciones con los demás. Honramos a Dios al admitir que El está en control, no nosotros. Honramos a otras personas y la manera en que Dios está trabajando en nuestras vidas al no controlar. Y nos honramos nosotros mismos, reconociendo el honor que constituye el caminar diariamente con el Salvador quien nos ama y nos está conformando a Su Imagen.

Nota personal: Solo Dios nos puede llenar por completo, búsquelo de corazón y mantenga una relación de intimidad con El, háblele honestamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario